jueves, 12 de junio de 2014

Héber Zabaleta, trabajador incansable

Escrito por  La Nación, Redacción web
Héber Zabaleta, trabajador incansable

Un pequeño anuncio, en el diario El Tiempo, le permitió a Héber Zabaleta conocer que en Neiva necesitaban un periodista.  Él estaba en Cartagena y se animó a enviar la hoja de vida; a los cuatro días lo llamó la gerente de La Nación, María Consuelo Vega, quien le preguntó si estaría dispuesto a vivir en Neiva.




No supo qué decir; dos días más tarde lo llamó Martha Eugenia López Bedoya, subdirectora del periódico, quien lo animó; “en ese momento no había egresados en Neiva (en comunicación social y periodismo) de la Universidad Surcolombiana”. Era muy joven, sin compromisos que lo ataran, de modo que aceptó.



Tanta era la urgencia por sus servicios, que muy rápido coordinaron el viaje a la capital huilense, con el director Fermín Segura, que estaba en la Heróica. Fue un comienzo muy emocionante, y más cuando el mismo Fermín lo hospedó en su casa, no solo esa noche, sino durante cerca de dos meses. Llegaron a Neiva el 24 de mayo de 1997 y desde aquel día comenzó su propia historia en La Nación.



Una historia que duró 15 años, durante los cuales se le veía madrugando y trasnochando, en unas jornadas que duraban alrededor de 18 horas diarias. A ello estaba acostumbrado, luego de su fructífero paso por más importantes diarios de Cartagena, lo mismo que en Caracol Bogotá.



Confiesa que si no hubiera conocido al señor Jesús Oviedo, quizá no se hubiera quedado en Neiva, porque no se adaptaba al cambio de ciudad. Se identificó con su pensamiento positivo; pero además, Martha Eugenia le ofreció la Jefatura de Redacción. Apenas cumplía seis meses en el diario y ya lo promovían al cargo más alto; era algo extraordinario y todo un reto que lo sedujo.



Ocho años duró en el cargo, tiempo durante el cual tuvo que superar duras pruebas, como la muerte de Fermín Segura y la renuncia de Martha Eugenia Díaz; “yo casi también renuncio, por solidaridad”. Al mismo tiempo le confiaron más responsabilidades y los buenos resultados no se hicieron esperar. “Logramos llevar a La Nación a estar entre los 10 mejores periódicos del país, entre los ocho más leídos, cuando no había internet, redes sociales. Además, llegamos con el periódico impreso a Bogotá y Medellín, incluso a los Llanos… Logrando ganar todos los años el Premio Reinaldo Matiz… yo lo gané dos veces”.



En 2005, Heber deja la jefatura y asume la dirección de  revistas y ediciones  especiales; “empezamos a consolidar lo que son hoy la revista de vivienda, la revista de autos, de salud, creamos la revista cultural Al Sur, se consideró la revista Güipas… creamos el periódico La Nación Júnior y La Noción, para el Día de Inocentes, que ganó premio de  periodismo”.



El 24 de diciembre pasó su carta de renuncia, para dedicarse a otros proyectos. Así, esos 15 años en La Nación ahora hacen parte  de un pasado “maravilloso”, por el que se siente muy agradecido.

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