Derecho a realizarse plenamente de la mujer huilense
Miguel de León
Escritor Huilense.
En las sociedades patriarcales como la nuestra, a la mujer
se la asocia con y su presencia se
restringía a la llamada esfera privada, concretamente a la esfera doméstica, a
la casa y, dentro de ésta, especialmente, a ciertas habitaciones como la
cocina, el dormitorio o la sala de estar. No podemos siquiera pensar en la casa
en términos generales, pues la biblioteca, por ejemplo, se convertía en un
lugar primordialmente masculino, por no decir nada del garaje, por ejemplo. Sin
embargo, es bueno tener en cuenta que la mayoría de los llamados espacios
femeninos como “la cocina” o “el dormitorio” no lo eran tal.
La cocina, por ejemplo, era y sigue siendo un espacio
reservado a la mujer en calidad de trabajadora pero que es continuamente
invadido y “disfrutado” por el resto de los miembros de la familia; y el
dormitorio es, en realidad, el lugar reservado para el descanso y el placer del
hombre. Curiosamente, cuando una mujer dice que se va para la cocina, está
diciendo que se va a un espacio privado. Sin embargo, los grandes chefs siguen
siendo hombres, pero lo hacen es espacios públicos, en los restaurantes. De ahí
que Heber Zabaleta Parra escoja lo que sería un espacio privado para
hacer públicas algunas intimidades de nuestras mujeres.
De ahí su titulo, “Nos metimos en la cocina de…”, con un
subtitulo diciente, “los secretos y placeres de las mujeres huilenses”,
entrevistas que buscaban una mirada
diferente de las mujeres en el poder político. Entrevistas cortas, muy
puntuales, que no dicen todo lo que se podría, pero que a veces reflejan mucho
más de que se quería. Y eso es lo bueno, alguna dice, “me conquistan con una
buena bailada” y la expresión es presumida, por que el hombre es el que pone el
ritmo pero ellas le ponen su sello, otra dice con toda desfachatez que lo más
moderno que tiene en la cocina “es la empleada que es mediogomela” y uno
entiende porque somos tan conservadores políticamente, pero casi todas bromean
con el machismo, cuando dicen sobre quién manda en la casa “mi marido tiene el
control… del televisor”.
Con este libro, el autor continúa con sus búsquedas en torno
a las nuevas relaciones de la mujer. El anterior fue “Las Hijas de La Gaitana”,
crónicas que nos hablaban del trabajo cotidiano de las mujeres, sus aportes al
desarrollo económico de la región. Ahora los textos son diferentes, pero se
complementan en sus intenciones: reivindicar el derecho a realizarse plenamente
de la mujer huilense.
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