sábado, 20 de julio de 2013

En busca de la paternidad responsable

En el último año, el ICBF emitió 8.465 dictámenes de filiación, derivados de las pruebas de paternidad.  El 70.3% de los casos terminó con una paternidad comprobada; en el 29.7% el demandado resultó no ser el padre.

Especial para  caribe125
Daniel es un niño que durante seis años creció junto a su mamá y con unas pocas referencias de su papá. Sin embargo, gracias al consenso de sus propios padres en la iniciativa de recomponer los lazos familiares y a un proceso de filiación que terminó con éxito, hoy el pequeño cuenta con el apoyo del hombre que le dio la vida y que poco a poco se ha ido convirtiendo en uno de sus mejores aliados para las tareas y el tiempo libre.
En Colombia son muchos los niños que por diferentes razones crecen sin una figura paterna que los apoye. Tal como lo reconoce la Directora General (e) del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Adriana González Maxcyclak, la paternidad no siempre es un acto de vida planeado, responsable y ejemplarizante.
De hecho, la frecuente negación de este vínculo fundamental hace que el ICBF deba actuar en numerosas ocasiones para contribuir a que muchos niños vean restituido su derecho a tener una familia, a través de procesos de investigación de la filiación, comúnmente conocidos como procesos de paternidad.
“La filiación es el lazo emocional, afectivo, biológico y jurídico que vincula a padres e hijos y en general a las familias”, explicó González Maxcyclak. “En el último año y con la ayuda del Instituto de Medicina Legal, el ICBF ha realizado 8.465 dictámenes de filiación, el 83% de los cuales corresponde a casos simples, es decir a aquellos en los que se cuenta con un grupo familiar de tres o más personas: padre, madre e hijo”.
Generalmente, la prueba de filiación o paternidad es ordenada por un Defensor de Familia, en la observación del interés superior del niño. En la mayoría de los casos, es la solicitud del papá la que motiva la prueba. No obstante, a veces es la madre quien la solicita y en casos excepcionales, los mismos hijos.
Según González Maxcyclak, de todos los dictámenes emitidos en el último año, el 70.3% de los casos terminó con una paternidad comprobada y en el 29.7% el demandado resultó no ser el padre. La Directora (e) del ICBF señaló también que el 13% de las pruebas corresponden a casos calificados como complejos por no contar con las muestras de los presuntos padres, lo cual requiere exámenes más especializados y de otros familiares para el análisis en el laboratorio. El 4% restante de los casos corresponde a casos de exhumación. 
Diana Cristina López, psicóloga del Centro Zonal Puente Aranda, explica que crecer con una figura paterna influye de manera significativa en el desarrollo emocional de los niños. Asegura que todo lo que se vive y se aprende en los primeros años de vida marca su vida hasta la edad adulta.
“La ausencia de alguno de los padres genera vacíos y estereotipos que distorsionan la idea que el niño se forma de la familia y de los roles que hay en ella; es un factor determinante en la creación y fortalecimiento de sus futuros  vínculos familiares”, dice la psicóloga.
Pero una prueba de paternidad no asegura que los lazos afectivos entre el niño y su papá logren afianzarse. Según el Defensor de Familia Darío Beltrán, “una prueba de ADN no lleva al hombre a reconocerse como padre, aunque según el resultado de la prueba el juez dictamine una sentencia que así lo declara”.
Beltrán destacó que mientras la mayoría de las investigaciones de paternidad se originan en factores económicos, para los niños es mucho más importante la parte afectiva. “Los procesos de paternidad obligan a un hombre a ser responsable con sus deberes, pero la paternidad implica también una relación de amor, afecto y comprensión entre él y su hijo”.
Finalmente la Directora (e) del ICBF insistió en la necesidad de que jóvenes y adultos recuerden siempre que la forma en que desempeñan su rol de padres dejará huella en los niños y las niñas para toda la vida. Insistió en la importancia de tener una salud sexual y reproductiva responsable y sobre todo en el valor que tiene la familia en la sociedad.

“No olvidemos que además de la protección, la salud, la educación y la satisfacción de sus necesidades básicas, nuestros hijos necesitan tiempos y espacios para el dialogo, la recreación y el amor en familia”, concluyó la Directora.

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