lunes, 5 de agosto de 2013

Buscan impulsar la educación emocional

“Tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos”, afirma la psicóloga huilense y experta en PNL  Heidi Latorre Adarme.

Heber Zabaleta Parra
Editor Periodístico
¿Quién no ha sentido en algún momento de su vida un conflicto emocional? ¿Quién en ocasiones no ha actuado más impulsado por la emoción, que por la razón, o incluso por encima de sus criterios?, pregunta la psicóloga huilense y experta en PNL Heidi Latorre Adarme al analizar los comportamientos humanos que están incidiendo en la sociedad de hoy.
Para la conferencista y terapeuta, todos los seres humanos “hemos atravesado por un fuerte coctel de emociones, donde algunos tienen más la capacidad de afrontarlas, de enfrentar diferentes conflictos,  ser felices a pesar de las adversidades, y con facilidad reencuadran esas situaciones sacando lo positivo de la misma, y  no enfocándose o mirando solo lo negativo”.
Explica la experta, que asimismo, a otras personas les cuesta trabajo tener esa capacidad de afrontamiento y siguen reviviendo una y otra vez ese evento, quedando atrapados en esa telaraña de sentimientos negativos, “o personas que les cuesta relacionarse con otros, expresar sus sentimientos. O quienes no piensan para actuar, y actúan por impulsos, por instinto, actúan desde el cerebro más primitivo (tronco encefálico), la parte del cerebro que permite una respuesta muy veloz, pero al mismo tiempo muy tosca, porque las células implicadas permiten que haya un procesamiento rápido, pero impreciso. A estas rudimentarias confusiones emocionales se les conoce como emociones precognitivas. Y es precisamente en este capítulo emocional donde encaja perfectamente una frase o varios dichos que quizá muchos hemos escuchado: “No pensé para actuar”, “no sabía lo que hacía”. Este tipo de comportamientos están basados en sentir antes que pensar, porque cuando una persona está emocionalmente perturbada, no puede pensar bien, y es donde se da paso  a muchas acciones negativas, violentas, que con la cabeza fría  no cometería”.
La psicóloga llama a un equilibro entre la emoción y el pensamiento, una buena relación a nivel neurofisiológico entre la amígdala, especializada en las cuestiones emocionales, y el neocortex(cerebro pensante), que desempeña papel fundamental en las emociones, “exceptuando aquellos momentos en los que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación. En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos”.


¿…Y cómo actuar ante nuestra realidad?
Pero, actualmente se enfrenta una realidad difícil de desconocer. Cada vez  aumentan los índices de violencia contra las mujeres, los niños y ciudadanía en general. Violencia que no distingue estratos sociales, razas, creencias, ¿y quién es el generador de toda esta violencia?
“¡Sí!..El llamado homo sapiens, es decir el hombre, el ser pensante, el más evolucionado de las especies. Y si la violencia es la ausencia del amor, y el hombre el ser más evolucionado, ¿acaso se está viviendo un tipo de retroceso? O simplemente ¿qué ha pasado con algunos hombres? Yo creo que muchos seres humanos, se han enfocado en el tener títulos, posesiones, pareja; en tener y tener para satisfacer su ego, tratar de superar sus miedos,  más que en el SER: ser una persona íntegra, equilibrada y vivir una vida más amorosa consigo mismos”.
Ante lo anterior, la Master en PNL & Coaching subraya que la Programación Neurolingüística  anota que las personas actúan desde sus propios mapas mentales, no desde el territorio, de ahí que esos mapas diferentes desde un mismo territorio producen diferentes estados y conductas, lo cual explicaría porque las personas actúan distinto frente a un mismo acontecimiento. Por ejemplo: ¿Por qué algunas personas deciden acabar con su vida, mientras otras continúan con ella pese a enfrentar situaciones parecidas? ¿Por qué algunos utilizan los gritos para comunicarse, o actúan impulsivamente, mientras otros tienen mejores niveles de tolerancia? “Porque su mapas mentales son diferentes, y estos son elaborados a partir de las experiencias, de las creencias, de lo aprendido de su entorno”, afirma Latorre Adarme.
“Pero también la PNL nos dice  que todos tenemos los recursos internos que necesitamos para cambiar, ya que los estados actuales son el producto de aprendizajes, pero estos pueden ser cambiados. Sólo podemos aprender. Así que todos podemos aprender a regular las respuestas emocionales, ¡eso de creerse producto terminado es  una creencia limitante!, que no es útil, ya que poseemos la capacidad de evolucionar a través de aprender, y se aprende sólo cuando se quiere, y el querer es un recurso que está dentro de nosotros, solo hay que activarlo”, precisa.
A este tipo de situaciones, el Dr. Daniel Goleman, experto en este tema, le llama inteligencia emocional, y la inteligencia no es quien más información, y conceptos maneje, como se nos solía medir en la escuela, pues esa es solo un tipo de inteligencia, porque incluso hay casos donde algunos que fueron los mejores académicamente  no lograron tener éxito en las relaciones afectivas, en su área profesional, laboral, ya que el saber es sólo una parte, la actitud hace el resto.


¡A manejar nuestras emociones!
“De ahí la importancia de aprender a manejar nuestras emociones, de tener una educación emocional que nos permita hacernos conscientes de aquello que sentimos, es decir poder convertirnos en nuestros propios observadores para ir analizando, descubriendo y por lo tanto controlando aquello que nos mueve a actuar”, destaca  la psicóloga huilense Heidi Latorre Adarme.
Agrega que aparte de los programas mentales que se tengan, “es necesario empezar a cambiar nuestra manera de pensar, sin desconectar el sentir, la emoción, pero que esta última no nuble el pensamiento”.
“Así que actuar con inteligencia emocional nos permite tener la  capacidad de motivarnos, de perseverar a pesar de las posibles frustraciones, a controlar los impulsos, regular nuestros propios estados de ánimo, evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de confiar en los demás. El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida”, concluye la experta conferencista y terapeuta.



HEIDI LATORRE ADARME
Psicóloga-Master en PNL & Coaching
Conferencista-Terapeuta

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